La experiencia manifiesta que las catástrofes y grandes emergencias no producen una gran cantidad de víctimas con trastornos psicopatológicos. El consenso profesional defiende, por el contrario, que las reacciones psicológicas de las personas en los momentos de una emergencia o catástrofe se pueden considerar “normales” en el contexto de circunstancias extraordinarias. En este sentido, las respuestas inmediatas más comunes pueden contener un alto grado de tensión emocional y estar caracterizadas por la ansiedad, la confusión, el embotamiento...y pueden ir acompañadas de disfunciones cognitivas y un impacto psicofisiológico intenso.
Una intervención psicológica adecuada en esos primeros momentos de impacto, puede contribuir a manejar ese intenso malestar emocional y a una mejor recuperación posterior de los afectados.
Debido a esta condición de la naturaleza humana, en dichas situaciones aparecen necesidades psicosociales diversas, pudiendo exceder la capacidad de respuesta de la comunidad afectada, siendo insuficientes los recursos habituales para cubrirlas de forma efectiva. Cuando muchas personas se ven envueltas en una emergencia, se multiplican las necesidades y demandas, resultando una situación de mucha complejidad. Al incrementar la complejidad, fundamentalmente por el carácter colectivo y no individual de las catástrofes, la vida social habitual varía sustancialmente, tanto en los afectados como en los intervinientes, debido, además, a la urgencia, presión y estrés que caracterizan a toda emergencia.

Por todo ello, y en contraste con la tradición histórica de dar respuesta exclusivamente a las necesidades de las víctimas físicamente heridas, hoy en día, en una sociedad altamente avanzada, debe garantizarse el derecho de que los individuos y comunidades afectadas reciban una respuesta integral que contemple, tanto las necesidades físicas y de supervivencia, como las necesidades sociales y psicológicas que pueden aparecer en una emergencia o catástrofe. Debe haber un apoyo institucional que pueda dar una respuesta multidisciplinar, respuesta que no sólo dispense cuidados paliativos, sino que se caracterice por un enfoque preventivo, tanto social como psicológico.

En función de las necesidades psicosociales individuales y colectivas que surgen en situaciones de emergencia y del apoyo especializado que requieren, las instituciones competentes en catástrofes y emergencias deben integrar en sus Planes de Emergencia a los profesionales psicosociales, profesionales que darán respuesta a todas las necesidades de índole psicosocial que se deriven.

Asimismo, por la intensa movilización de recursos humanos en estas situaciones, la psicología puede ofrecer herramientas con las que ayudar a gestores e intervinientes en el manejo de las situaciones de estrés y presión psicosocial que, a menudo, se les presentan en estos momentos por el desempeño de sus funciones.

En estas circunstancias, por la experiencia acumulada en diversas emergencias y catástrofes en nuestro país en los últimos años, así como por los conocimientos y experiencias compartidas en distintos foros y debates internacionales, resulta necesario regular la intervención psicosocial a través de una planificación: Según las directrices del documento “ Psycho-Social Support in Situations of Mass Emergency” elaborado por la Dirección General de Medio Ambiente de la Comisión Europea, la atención psicosocial debe ser proactiva y estar planificada dentro de la gestión de la emergencia. De la misma forma, en el documento “ Assistance et Services Psychosociaux aux victimes de catastrophes” del Acuerdo Parcial Abierto sobre Riesgos Mayores del Consejo de Europa, existe la recomendación de que cada estado miembro integre la atención psicosocial en las leyes y normativas nacionales de los Planes de Emergencia.
Asimismo, durante la Presidencia Española de la Unión Europea de Enero-Junio de 2010, la DGPCE elaboró un documento de Conclusiones sobre el Apoyo Psicosocial en Emergencias y Desastres, que se presentó al Consejo de la Unión Europea y fue aprobado (8787/10, DS 1312/10) después de debatirlo con los representantes de todos los países miembros. Este documento de Conclusiones permite compartir unas bases comunes en esta materia entre los distintos EEMM, y pone de manifiesto la necesidad de una mayor implicación de las instituciones para ofrecer el apoyo psicosocial adecuado en estas situaciones, aspectos todos ellos integrados en esta guía.

Por tanto,  esta Guía Técnica pretende orientar en los aspectos que deben contemplarse en la Planificación e Intervención Psicosocial en emergencias y catástrofes, para conseguir un marco común y consensuado por las distintas instituciones competentes en la materia y profesionales de la psicología llamados a intervenir.

Asimismo, pretende definir los criterios y procedimientos de activación y actuación para ofrecer una respuesta coordinada ante las necesidades de índole psicológica y social que pueden aparecer en los distintos afectados como consecuencia de  una emergencia masiva.

Cabe señalar que esta Guía ha sido elaborada por el Equipo de Psicología de Catástrofes de la Dirección General de Protección Civil y Emergencias, producto del trabajo consensuado con profesionales de la Psicología de diversas instituciones competentes, psicólogos de: Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado (Policía Nacional y Guardia Civil), Ministerio de Defensa, Servicios de Rescate, Extinción de Incendios y Salvamento, Ayuntamiento de Madrid, Comunidad Autónoma de Navarra, Generalitat de Cataluña y Generalidad Valenciana, Cruz Roja, Universidad y Colegio Oficial de Psicólogos, profesionales todos ellos que han venido colaborando con esta Dirección General de Protección Civil y Emergencias desde el año 1997. Asimismo también incluye  aportaciones del Colegio de Trabajadores Sociales de Aragón, del Servicio Aragonés de Salud, del Servicio de Urgencia y Emergencia Social del Ayuntamiento de Barcelona y de los Servicios Sociales del Ayuntamiento de Madrid . De igual forma, el contenido de esta Guía ha sido corroborado en diversos encuentros sobre distintos aspectos de Intervención Psicosocial de la Unión Europea, en los que ha  participado el Equipo de Psicología desde el año 1999.